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Sonny Boy Williamson, es una de las leyendas del blues. Él era uno de los pocos cantantes que jugó con Robert Johnson, el hombre que según se dice vendió su alma al diablo en el cruce de caminos. Williamson bebió por todo EEUU (el whisky era su veneno), y tarde o temprano consiguió un trabajo elegante presentando un programa de radio durante aproximadamente quince años. KFFA's King Biscuit Time era el primer programa de radio enfocado por blues en la radio pública. Su material oscuro, autobiográfico registrado personifica el blues. Las canciones de Williamson fueron adobadas en una paranoia natural, melancólica y entregadas con el ingenio arenoso, siniestro. Su armónica fenomenal fue celebrada en Europa, donde él deslumbraría a las muchedumbres con las explosiones apasionadas de bocinazos de arpa de blues melodiosos y lamentos apasionados. Su voz era profunda. En 1955, él primero grabó "Don't Start Me to Talkin'" para Chess records, una canción que hizo bien sobre el R&B. Williamson más tarde se enamoró de Inglaterra, donde tocaría con Yardbirds y la banda de Eric Burdon los Animales (quién él llamó " de Mammimals "). Fue incluído en el Blues Foundation Hall of Fame in 1980, quince años después de que le diera un infarto que acabó con su vida en 1965.